Saignon, 20 de setiembre de 1973
Queridísima Ida:
El Superlativo tiene dos razones de ser: su verdad,
y la eliminación de la antipática rima interna. Dicho esto, tengo que confesarte
que tu carta (reexpedida con mucho atraso a mi rancho provenzal) me cae en mal momento.
Los sucesos de Chile me quitan toda posibilidad de pensar en otra cosa, y lo
que en otra circunstancia hubiera sido algo así como un dulce deber para con
vos y con Felisberto [1], se me vuelve hoy un agua amarga y difícil.
No puedo, comprendés, sentarme a escribir sobre Felisberto,
volver mentalmente a ese pasado en que fui entrando en su mundo secreto, los
años cincuenta cuando descubrí que alguien, ahí enfrente, había escrito una de
las obras más alucinantes de nuestro tiempo. Pero tampoco quiero que imagines
una evasión de mi parte, y te escribo a vos, entonces, porque sé que comprenderás
esta imposibilidad momentánea, este volver incesante del corazón a un país destrozado
por esos colmillos que tanto conocemos los latinoamericanos.
Me duele ser tan flojo: debería aceptar de lleno
esta ocasión de contribuir a lo que estás preparando para Crisis, y mostrarte
mi ya tan vieja intimidad con el mundo de Felisberto; pero ese mundo es precisamente
el que se cae a pedazos junto con los muros de la Moneda, el que tanto nos costará
volver a alzar bajo cielos mejores. Lo haremos, podés estar segura, yo sé que
en nuestras tierras llegarán de nuevo días en que leer novelas y cuentos,
caminar sin rumbo, poner la radio para escuchar música y no los informativos del
momento, será un justo derecho de todos los hombres. Pero esta noche no puedo abrir
un libro de Felisberto, hay como una veda, una obligación de otra cosa; y sin
embargo no es sustitución ni olvido, porque sin escritores como él no valdría
la pena buscar otra vida y otra hora.
En fin, perdoname que te falle esta vez, yo creo que
comprenderás, que también Felisberto comprendería. Lo quiero demasiado como
para hacer literatura, sería imperdonablemente fácil.
Un gran abrazo de tu amigo
Julio Cortázar
* Ida Vitale, poeta y crítica literaria uruguaya, considerada integrante de la Generación del 45.
[1] Felisberto Hernández fue un compositor, pianista y escritor uruguayo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario