El
mismo mar nos pierde; nos encuentra y nos pierde. Tema de las olas: se arman,
desobedecen, las crea el viento -¿su amor?- y se derrumban para volver a
armarse con restos de olas anteriores, idénticas. Historia de amor: la planicie
del mar, el viento que la oprime, y todo se levanta para perderse. Y todo
tiende a disolverse contra una línea de aguas eternas y sol dilapidado llamada
mar. Mar: abundancia de sinsentido humano. Alegorías: mostrar que desde un
fondo de mar, marino, vendría la vida. Marina, salina, inmensidad de fuerzas
paralizadas. Heráldica: mar inorgánico, mar vegetal, mar animado, mar que
envejece en este cuadro. Y mar inmotivado con sus señales y sus sueños. Y mar
inmóvil. ¿O no habría un culto de mar, marino...? ¿Con animales que se nutren
de su ausencia abisal...? Nutriéndose de aplicaciones y explicaciones humanas:
¿algo se impregna con sabores humanos? Tus manos: ¿traen sabores de mar
prohibidos para evocar la prohibición de amar a una materia que se descompone?
Cuerpos y ondulaciones de esos cuerpos marcan su breve descomposición. Y sus
formas anuncian nuestra leve recomposición. ¿Amar...? Sí: y en ese mar
perderse. Llamar perderse a un extravío: mar amarillo, mar amariconado, la mar.
La amarga superficie que nos refleja y nos revela plegándose sobre sí, sobre
nos. Nuestra pluralidad: en nuestra singularidad plural construimos el nombre
mar y el mar para sumarnos a la menuda sociabilidad de sus playas: arena
política y falso mar rozando la desnudez de nuestras pieles politizadas. Pieles
politizadas, pechos maternos, ceños paternos, ojos policiales, brazos humanos,
mano pesada: indispensable, histórica. Como los cuerpos: piececillos pulidos
por el canto de las arenas -roce social- cuerpos sumidos en algún sueño de
perfección, sueños marinos, arena temporal, señuelos de una muerte por derivas
solares, cierta y a espaldas siempre del mismo mito. Muñón marino, piel
depilada, piel lubricada para la humillación solar, ¿y habría un culto de mar,
solar? Hagiografías urbanas: pieles de bronce, sonar del bronce de las pasiones
chicas y por la gloria. Fraternidad urbana: ¿humana o mera imitación de un mar
igualitario y dependiente? El mar semeja, el mar conduce, el mar identifica, el
mar es un Estado de la materia. Y el mar crece con la acumulación de poemas de
mar. Pero jamás conocerás tu verdadero mar: lo que difiere de los usos humanos
del mar. Ni agua es su solución salina. Solución final: el mar, sin tiempo,
acumuló en sus aguas todo el naufragio del universo. Y el mar, sin ti, es el
naufragio del universo. Y el mar, sin textos, sería la espuma de un instante.
Mirá: el mar, ¿no era el reflejo de aquel sol entrevisto mientras la olas
reventaban contra tu cuerpo atónito...? ¿tras los cristales de la espuma...?
¿bajo su manto azul verdoso que se tornaba espuma, ex-agua...? Tu exigua
escritura: ¿verías esa mirada o azul o verde, esa mirada falsa bajo el disfraz
verdadero de las espumas...? Impresionante, che. Y oral: todo es ficticio en un
poema sobre el poema. Y nada en el poema nada. Y en un poema nadas porque todo
es oceánico en un poema de mar. ¡Si el mar es solo intermitencia de los cultos
humanos! Y los cultos... ¡Piden que el mar occidental sea el sí de los hombres
rendidos a sus orillas! ¡Pueblos en bajamar! ¡Patrias perdidas en lo oceánico,
en el o-sea del sentido! Vayámonos, perdámonos así en este o-sea donde no hay
mar ni nada: ni vos, ni mar, ni oleadas en tu cuerpo, ni ecos de vagas olas, ni
obras que registraron navegaciones interiores, ni vientos que suplieron una
apariencia de plenitud. Escuchemos:
hombre
marino
late
tu corazón
y en tu mar
padeces el hundimiento de un sueño de intensidad
y en su mar
pareces el nacimiento de un sueño de inmensidad desanudemos:
hombre
marino
late
tu corazón
y su pulso marino
te suma y te sume en su mar
sumar:
una extensión
inalcanzable
una invención
inalcanzable
una intención inalcanzable
el hombre flota
sobre sí mismo
flota sobre sí
flota
sobre
sí
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Atardecer
en el mar by Ana Rosa Mariño.
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